Antes de nada, pido disculpas por retomar el blog después de mucho tiempo sin escribir nada. Entre el instituto, mis aficiones y unas cuantas cosas mas, no le he dedicado tiempo al blog y eso no me lo perdono.
28 de febrero, he vuelto a casa, con mucho dolor eso sí, aunque en parte con ganas de retomar la rutina, por mucho que la odie. Supongo que debo mentalizarme y centrarme en lo importante, y no andar durmiéndome por las esquinas.
¿Es normal o justo que pase 4 días con ella después de más de mes y medio sin estar a su lado?, bueno, posiblemente el amor deje ciego a mi cerebro y por eso la respuesta que de no sea del todo objetiva, pero esta situación que se lleva repitiendo desde que salimos juntos la veo del todo injusta, aunque inevitable.
Ella y yo vivimos relativamente lejos, bueno, somos de la misma provincia, pero no lo suficientemente cerca como para que el hecho de vernos no suponga algo relativamente caro (si, una vez más el dinero se interpone entre dos vidas). Es por eso que solo nos podemos ver en puentes o vacaciones, por que uno puede quedarse a dormir en casa del otro.
Mientras tanto mantenemos eternas conversaciones por Messenger y como yo no salgo, gran parte de mis fines de semana se los dedico a ella. Ese es uno de los grandes motivos por lo que la distancia no me duele tanto. Aunque tengo que reconocer que me mata no tenerla a mi lado cuando necesito un simple abrazo.
¿Duele la distancia?, puedo decir que sí, pero con el paso de los años ese dolor se va mitigando, aunque jamás desaparece.
Mucha gente me decía que una relación a distancia no es algo bueno, porque podría más la distancia que el amor. Tengo que decir que estaban completamente equivocados. No podemos pretender encontrar la perfección en una chica, es más, no podemos pretender buscar a esa chica. Yo no creía que así fuera, pero simplemente aparece. Creedme cuando os digo que todos encontramos a nuestra alma gemela, aquella persona con la que pasamos momentos tan maravillosos que parece que estemos con nosotros mismos. A lo mejor es algo difícil de definir, pero creo que me entendéis.
Cuando esa persona llega, lo que menos importa es cuantos kilómetros os separen. Yo conozco a gente que tiene a su pareja en la otra punta del mundo y no han dejado que la distancia les afecte.
Decid si, decid si al amor puro, al amor verdadero y no dejéis que algo tan insignificante como “unas carreteras” no permitan que cumpláis lo que seguro será un sueño que deseabais cumplir.
Reflexión de Naota Nandaba Hasegawa